Las cosas están así: si Medina va a la sesión del Martes, varios ediles se levantan para repudiarlo, y los que se quedan le van a tirar a matar. Más allá de la rendición de cuentas, el boletos de colectivo, y otros temas más que importantes, todo parece indicar que el concejal que afanó cheques como contador en la Usina tiene un amargo momento.
El problema que tiene Medina es que si a esta altura no renuncia, será sometido en cada sesión y en cada momento por el resto de las bancadas. Lo más fácil es que pida licencia, pero ya advirtió que no está en sus planes.
A Medina ya le soltó la mano todo el mundo: fue electo por una banca del FPV y que a los 6 meses pegó el salto al Frente Renovador y ahora cercano a Cambiemos.
El problema radica ahora en que la maniobra legal que ayuda a encubrir la situación por parte de la Usina es rechazada por todos los concejales, y que si bien es complicado en términos jurídicos aplicar la sanción, todos los concejales “se la tienen jurada”, unos por traidor, otros porque se quieren lavar las manos como el intendente López que hizo negocios políticos con el hoy ladrón de cheques.