La investigación avanza y las notas periodísticas también. El escándalo de los aportantes truchos que develó el periodista Juan Amorín, ahora se centran sobre el origen de los fondos camuflados con beneficiarios de planes sociales.
Según una nota de Tiempo Argentino del periodista Adrián Murano, las firmas que se reparten el negocio de la seguridad privada “estuvieron entre las más generosas”. Se sospecha incluso que habrían utilizado los datos de sus empleados para justificar las contribuciones en negro.
En ese sentido, una de las empresas que suena es es Brenda Erika Ossa, quien figura con un aporte de $ 95 mil para las Primarias de 2015, otros $ 30 mil para las presidenciales y con una donación de $ 16.500 para la campaña porteña de Elisa Carrió. Más de 140 mil pesos de contribuciones en tres campañas, indica el periodista.
La firma en cuestión es Murata SA. Fundada en 1991, la compañía lleva una década bajo control de Roberto Raglewski, exjefe del Departamento de Operaciones Federales de la Policía Federal hasta que, en 2004, pidió su retiro en medio de un escándalo de corrupción.
Raglewski también integró el directorio de Yusion SRL, otra compañía de seguridad que aportó dinero y media docena de empleados a la listas de aportantes PRO. Según los registros, empleados de las dos firmas relacionadas con Raglewski y de otras dos firmas colegas (Briefing Security-Impes y Verini Security SA) aportaron a la fórmula Macri-Michetti unos $ 875 mil, y al menos 500 mil pesos en la elección legislativa de 2017.
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