Es una causa rara, donde hay más arrepentidos que imputados por el juez Claudio Bonadio; una figura ya popular entre procesados o presuntos procesados que sirve para zafar, de alguna manera, o para presionar, de acuerdo a la discrecionalidad del magistrado.

Ya ocurrió con el propio Oscar Centeno, quien confesó haber escrito los cuadernos pero hubo de extender su declaración para que el juez le otorgase el rango de “imputado colaborador” y así obtener la libertad.

En su declaración, el chofer agregó algunos “elementos de juicio” que luego, por ejemplo, fueron desmentidos con pruebas materiales por el empresario Jorge ‘Corcho’ Rodríguez.

Ahora, Bonadio sigue utilizando la figura de arrepentido y sus beneficios con otros empresarios y exfuncionarios que puso en el banquillo de los acusados: el financista Ernesto Clarens reconoció la existencia de bolsos,pero a Bonadio no parece insuficiente.

Según Clarín, el financista aportó información sobre el presunto entramado en el que se movieron las coimas, el juez cree que esos detalles no son suficientes para avalar su inclusión en el programa de “arrepentidos”.

Se trata, lisa y llanamente, de un remedo de extorsión legal. Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli no descansarán hasta que los arrepentidos declaren lo que quieren escuchar y les sirva para bloquear una eventual candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.

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