“Que se vayan. Yo quiero que se vayan… Y si cumplen el mandato, que sería lo democráticamente deseable por muchos, que no vuelvan más”.
Grandinetti sostuvo que le da lo mismo “si cumplen o no el mandato”, aunque hizo una salvedad: “Mientras no sea por un golpe de estado, si se tienen que ir mañana (que se vayan)…”. El actor, en diálogo con Roberto Navarro para su programa en AM 530, recordó entonces que “otras veces han tenido que irse otros gobiernos porque la gente ha dicho: ‘Váyanse por favor que no los aguantamos más’”. Pero advirtió: “Lo que no quiero es que eso cueste sangre y dolor, como ya ha costado”.
Como “este Gobierno ya se ha preparado para reprimir”, Grandinetti esbozó un posible escenario que resultaría “doloroso”: “La forma en que se irían sería con la gente en la calle, con ellos reprimiendo, y llegaría un momento en que dirían: ‘Bueno, vámonos, ya no podemos matar más gente’. Antes que ocurra eso, es como dice Dady: que cumplan su mandato, y que el pueblo (imposta la voz) no los vote máaas… por favor…”.
El rosarino, quien acaba de ganar como mejor actor en el Festival de San Sebastián por la película Rojo, dijo que la crisis económica “no puede sorprender a nadie”, y argumentó: “¿Cuándo la derecha hizo algo por el pueblo, históricamente, en algún país del mundo? Que me lo digan, ¿a ver?”.
En ese sentido, dijo que los actuales dirigentes de Cambiemos “no son nuevos” sino que “son lo mismo, son los choznos de la Campaña del Desierto”, y lo único que hicieron fue “heredar”. De allí que Grandinetti cree que la pesada herencia no le pertenece al kirchnerismo sino a quienes “llevan cientos de años gobernando en el mundo”.
La forma en que se irían sería con la gente en la calle, con ellos reprimiendo, y eso sería doloroso
Pero quien fuera uno de los protagonistas de Relatos salvajes reafirmó su postura sobre la grieta, que no sería “inventada por el kirchnerismo” sino que surgió mucho antes de la Revolución Libertadora de 1955. Y fijó su posición en particular. “Si me apurás, yo quiero seguir en la vereda de enfrente de esa gente —admitió—. No quiero reconciliarme con gente que cree que el que nació pobre tiene que morirse pobre porque sí, porque no llegan a la universidad, porque no pueden pensar. Yo no quiero estar cerca, ni reconciliarme ni unirme con esa gente. No me interesa para nada. Con esa gente, ¿qué sociedad podés construir? No la que yo quiero”.
“Lo que más dolor me produce es que, más allá o más acá de este muchacho (por Macri), esto lo ha votado la gente. Me duele que el público, el pueblo, vote en contra suyo. La clase media sabe que no va a ascender nunca, y para compensar esa imposibilidad de ascenso propio, odia el ascenso del que está más abajo –se explayó Grandinetti–. Como si yo dijera: ‘Yo no voy a ser clase alta nunca, pero que el que es clase baja que no llegue a ser la clase media que soy yo’. Hay mucho de eso”.
En tanto, se mostró “sorprendido” por el reconocimiento que Rojo obtuvo en San Sebastián, donde se alzó con tres estatuillas: mejor director (Benjamín Naishtat), mejor fotografía (Pedro Sotero) y, lo dicho, mejor actor. Cosechar esos “premios importantes no es habitual en un festival”, consideró Grandinetti, y explicó: “La película habla de lo que pasó en Argentina en el año 75 como caldo de cultivo de lo que después fue lo que todos sabemos: el golpe cívico militar que tanto daño nos ha hecho y nos sigue haciendo”.
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