El gobernador autorizó decenas de casos de nenes de entre 10 y 17 años para que trabajen en de tabacaleras y otros grupos comerciales.

Solo en lo que va de 2018 el gobierno de Gerardo Morales autorizó que 45 niños y adolescentes de entre 10 y 17 años ingresen al mercado laboral, mayoritariamente en el campo.

Según los decretos firmados por el dirigente de Cambiemos, los menores de edad trabajan en cañas de tabaco, plantaciones y hasta el sector textil.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el trabajo infantil se refiere a cualquier labor que es física, mental, social o moralmente perjudicial para el niño, que afecte su escolaridad y le impide jugar.

En Jujuy, la Ley 26.390 prohíbe el trabajo de menores de 16 años y señala que sólo pueden hacerlo si se trata de jornadas reducidas (de no más de seis horas), así como que las tareas no impliquen riesgo alguno, que no sean en horario nocturno, que el salario sea igual al de un adulto en igual tarea y que además cuenten con la autorización de los padres ante la Dirección Provincial de Trabajo.

Estos datos publicados por el diario El tribuno se dieron a conocer durante el Encuentro de Comisiones Provinciales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil de la región NOA realizado este miércoles.

Entre las disertaciones se destacaron la visión del Sector Empresario en la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil.

La Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (Eanna), realizada entre 2016 y 2017 indican que en el país, un 10% de los niños tiene un trabajo, lo que está prohibido por ley. El porcentaje asciende al 13% en el Noroeste argentino (NOA) y en el Noreste argentino (NEA), y a un 20% en las zonas rurales.

Además, señala que el trabajo no permitido se intensifica entre los adolescentes de 16 y 17 años: el 31,9 % del total del país realiza al menos una actividad, mientras que en las áreas rurales lo hace el 43,5%. En tanto que la incidencia del trabajo es mayor entre los adolescentes, con 36,8 % en el NOA y un 34% en el NEA.

En el ámbito educativo, los hogares con al menos un niño o adolescente que trabaja presentan un clima educativo bajo: el 68,2% de los hogares urbanos y el 87,7 % de los del medio rural que están integrados por adultos con un nivel educativo inferior al secundario completo.

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