Rompieron una placa de un desaparecido de nuestra localidad emplazada en el Paseo de la Memoria. No es la primera vez, de vez en cuando un resentido rompe una placa, en este caso la de Felipe Miyares ¿Qué se le pasará por la cabeza? ¿Con qué necesidad?

Los monolitos emplazados representan la etapa más siniestra y oscura de nuestro país. Aquel que no respete nuestra propia historia y la memoria de las víctimas de genocidio de Estado y de sus familiares merece el más enérgico repudio social.

El odio social, una especie de fascismo moderno, está inoculado en nuestra sociedad. La paz y la vida son los valores que nuestra sociedad debe abrazar.