Tras varias horas de intenso debate y con una oposición dividida, la Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto que obliga a los productores de alimentos envasados a incluir un esquema de etiquetado frontal con octógonos negros que adviertan sobre los excesos en materia de azúcares, sodio, calorías y de grasas saturadas y totales.
El proyecto, que obtuvo media sanción del Senado hace un año, se aprobó con 200 votos positivos frente a 22 negativos y 16 abstenciones. Si bien la mayoría de los legisladores apoyó en términos generales la iniciativa, varios plantearon objeciones y se abstuvieron de votar algunos de sus artículos.
Otro grupo de diputados -en su mayoría de Pro- rechazaron la iniciativa por considerar que el esquema de octógonos previsto en la iniciativa resulta “hostil y estigmatizante” y que, en lugar de propender hacia una educación en materia alimentaria, impone censuras y prohibiciones. En ese sentido Carmen Polledo (Pro) planteó críticas a la iniciativa al afirmar que se debe “pensar en un sistema de etiquetado integral y completo” y dijo que por ese motivo se propuso en un dictamen “una alternativa que cumpla con el propósito de modificar los hábitos alimenticios”.
El oficialismo, en la voz de la presidenta de la Comisión de Legislación General, Cecilia Moreau, defendió la iniciativa y retrucó los cuestionamientos a la ley, al enfatizar que no prohibirá la comercialización de ningún producto.
Qué dice la ley
En términos generales, el proyecto de ley propone regular el etiquetado de los alimentos envasados al incorporar un esquema de rotulado que advierta cuando un determinado producto tenga exceso de nutrientes críticos en cinco categorías: grasas totales, grasas saturadas, sodio, azúcares y/o calorías. Para definir el umbral por sobre el cual se considera que un producto tiene nutrientes “en exceso”, la ley tomó como referencia el perfil de nutrientes diagramado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que establece parámetros de consumo y alimentación.
El dictamen de mayoría prevé la incorporación en el frente de los envases de los productos ultraprocesados una etiqueta con forma de octógono negro con letras blancas que advierta el exceso de nutrientes críticos para la salud, como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías.
Además, determina que los productos que contengan entre sus ingredientes edulcorantes o cafeína tendrán que informar que su consumo no se recomienda en niñas y niños.
Por otra parte, el proyecto establece la prohibición de emitir publicidad comercial -dirigida a niños, niñas y adolescentes- de productos con sellos de advertencia.
Además, dispone que los productos que tengan más de un sello de advertencia no podrán incluir dibujos animados, personajes, figuras públicas, regalos ni elementos que llamen la atención de niños, niñas y adolescentes.
Finalmente, determina que, ante iguales condiciones, el Estado deberá priorizar la compra de alimentos sin estos sellos de advertencia.