Abel Ayala arrastra una difícil historia personal que habla de un origen humilde y de vivir en la calle.
Así lo contó el propio actor durante su visita a PH, Podemos Hablar, el ciclo que conduce Andy Kusnetzoff por la pantalla de Telefe.
“Me crié con mis abuelos. A los 9 años me fui de mi casa y no volví más. Me fui a vivir a la calle”, relató.
“¿Por qué te fuiste?”, indagó Andy. “La verdad no sé, porque prácticamente vivía en la calle, no estaba en mi casa. Entonces, no hubo una transición concreta, yo iba y venía y un día no volví”, confesó el actor, quien contó que nació en La Plata pero se crió en Berazategui.
“¿Pero ahí tu abuela no te dijo que tu vieja era como tu hermana, algo así?”, le preguntó el también conductor de Perros de la calle, por Radio Metro.
“Lo que pasa que éramos muchos, muchos tíos, muchos primos, mucha gente, y no estaba claro el tema de las relaciones. En ese momento mi mamá biológica era mi hermana y mi abuela era mi mamá biológica. Era lo que ellos me decían, y yo creía eso. Después cuando me fui, cuando llegué al hogar, ahí me di cuenta que mi hermana era mi mamá”, se sinceró el artista.
“Me fui a vivir a Constitución, y gracias a unos asistentes sociales terminé en un hogar. La conocí a Nicole (Neumann, también invitada al programa), ella fue al hogar en un momento. Éramos como 40 chicos, y cada vez que llegaba alguien del exterior íbamos todos corriendo a ver qué había. Y ella había llegado con una amiga, creo que Verónica de la Canal, y me acuerdo que bajó y yo le vi un caballito, tenía un caballito tatuado”, recordó.
“¿Y del hogar a dónde te fuiste?”, le preguntó luego Andy.
“Me fui a los 17 años del hogar y ya había empezado a trabajar, cuando hice El Polaquito, a los 12. Un día Desanzo (Juan Carlos) llegó y nos reunieron en el comedor a todos los chicos, nos dijeron que estaba preparando una película sobre la vida de un pibe de la calle y que él quería trabajar con un pibe de la calle, que por eso estaba ahí”, comentó, introduciendo la historia de sus inicios en la pantalla grande.
“Y bueno, preguntaron quién quería hacer el casting y me sumé. Lo hice y a los dos meses me reunieron en la oficina de los coordinadores y me dijeron que Desanzo quería que yo hiciera la película. Fue increíble, porque además él me iba a buscar todos los días al hogar y la llegada de El Polaquito me abrió la posibilidad de conocer otros universos”, agregó al respecto, para luego referirse a si había vuelto a tener contacto con su familia.
“Nunca volví. Ellos me encontraron, al tiempo, cuando yo ya estaba en el hogar, y me acuerdo que cuando me encontraron yo ese día me puse a llorar, tenía mucho miedo porque pensé que ellos me iban a sacar de ahí y yo me quería quedar. Elegí quedarme hasta los 17 años. Después me alquilé una casita con mi mejor amigo del hogar “, contó entre lágrimas.
“Era el Hogar El Arca, en Moreno. Yo después me fui a vivir a Europa y me desconecté. La plata me la manejaba la gente del hogar, alquilé una casa gigante y era re loco, porque nos levantamos a las 3 de la mañana y si teníamos ganas de tomar helado nos íbamos a comprar helado”, profundizó sobre cómo cambió su vida, cuando ya había iniciado su carrera artística.
“Duramos tres meses igual, no aguantamos más. Después volví a la casa de mi mamá, pero estuve muy poquito, no me pude reinsertar”, agregó, para luego retomar el tema de su familia biológica.
“Ellos tuvieron una vida muy dura también, y es la vida de la gran mayoría de la gente en la Argentina. Cuando no tenés un peso toda la vida se hace muy complicada en todos los sentidos, y a veces vienen hijos sin desear, y uno se encuentra con accidentes, y uno cría a sus hijos como puede… Es muy duro”, concluyó.